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El Blog de Mercedes Bolívar 
 
Por Mercedes Bolivar Romero 10 de junio de 2020
Tal y como te prometí, este es el artículo con el resto de los puntos de EFT, Tapping. Estos están situados en las manos y no forman parte de la receta básica sino de una más larga. Con la estimulación de los puntos de los dedos podemos llegar a un nivel más profundo. Estan indicados para una ronda con más profundidad, sobre aspectos difíciles. Cuando la ronda básica, no ha bajado la intensidad de la emoción podemos hacer una ronda estimulando los puntos de las manos. Los puntos de estimulación de los que te hablo se sitúan todos en las manos, concretamente en los dedos de las manos y encima de la mano. Punto Karate (PK) Punto Gama (9 Gama) Punto del dedo pulgar (Pu) Punto del dedo índice (DI) Punto del dedo medio (DM) Punto del dedo meñique (Me)
Por Mercedes Bolivar Romero 8 de junio de 2020
Si eres practicante habitual de EFT-Tapping ya sabes todos los beneficios que puede traerte pero ¿sabes que órgano estás estimulando cada vez que realizas la serie de la receta básica de Tapping? Si continúas leyendo, lo descubrirás. Todos los puntos que estimulamos en EFT-Tapping corresponden a puntos de los meridianos de energía de la Medicina Tradicional China que se basa en el concepto de “chi” (energía vital) equilibrado. El “chi” regula el equilibrio espiritual, emocional, mental y físico y está afectado por las fuerzas opuestas del yin («energía» negativa) y el yang («energía» positiva). La enfermedad aparece cuando se altera el flujo del chi y se produce un desequilibrio del yin y el yang. El “chi” fluye desde los órganos primarios del cuerpo a los tejidos, músculos, tendones, huesos y articulaciones a través de canales llamados meridianos. Así pues estimulando puntos determinados del cuerpo, podemos estimular un órgano en concreto que a su vez está asociado a una emoción. El Dr. Roger Callahan desarrolló una serie de secuencias en las que sus pacientes estimulaban distintos puntos del cuerpo con golpecitos de sus dedos. Gary Craig, modificó el proceso y desarrolló lo que hoy se conoce como EFT-Tapping. En este vídeo te muestro “Que es Tapping y como puede ayudarte”. EFT-tapping tiene una serie básica de puntos que son: Punto Karate (PK) Punto de la ceja (Ce) Punto al lado del ojo (LO) Punto debajo del ojo (BO) Punto debajo de la nariz (BN) Punto de la barbilla (BL) Punto debajo de la clavícula (Cl) Punto debajo del brazo (BB) Punto coronilla (Co) Punto Gamma
Por Mercedes Bolivar Romero 8 de abril de 2020
La identidad se construye a partir de diversas variables (la familia, los iguales, la genética, la cultura, etc.). Aquí nos centraremos en una de estas variables que resulta fundamental para el desarrollo de la identidad. El abuso y la negligencia infantil que conduce directamente a la desregulación del cerebro y es la base tanto del trauma del desarrollo (en adelante TD) en la infancia, como de muchos trastornos en los adultos. Para desarrollar un sentido sano de la identidad, necesitamos aprender a regular los afectos, es decir nuestras emociones y sentimientos. En el Trauma del Desarrollo, la identidad es inseparable del afecto. Las personas con TD “son lo que sienten”, a esto llamamos Identidad del trauma. Perfil de las personas con Trastorno del Desarrollo La negligencia infantil, en el sentido de falta de contención y del contacto con el cuerpo de la madre daña severamente el sistema propioceptivo, sistema que nos ayuda a tener conciencia del estado interno del cuerpo y a ubicarnos en el espacio. Al no recibir un feeedback claro y fiable de sus cuerpos, a estas personas: Les resulta difícil sentirse arraigadas y conectadas a la tierra. Tienen dificultad en ubicarse en el espacio y no tienen límites claros entre su cuerpo y el exterior. Son torpes en el movimiento y tienen poca estabilidad y equilibrio. No se fían de sus sensaciones físicas. Están muy pendientes de los demás para “saber” cómo se sienten ellos mismos. Tienen una postura corporal de paralización y desesperanza: columna encorvada, hombros altos y echados hacia delante, rodillas trabadas. El sistema propioceptivo también influye en el mantenimiento del nivel de alerta del sistema nervioso y en el desarrollo emocional y del comportamiento. No confían en sus mentes. Saben lo que es real, pero no saben distinguir entre lo que es seguro y lo que es peligroso. Tienen un sistema nervioso desbordado e impulsado por el miedo. El origen de la identidad del trauma El miedo en el cuerpo y en la mente marca la identidad del trauma. La identidad es el resultado de un largo y a veces penoso proceso que empieza con la activación neuronal. Vamos a tratar de recorrer ese camino desde el origen. Cuando el cerebro está en “reposo” todavía registra actividad de muy baja frecuencia producida por las células glía o sustancia blanca. Esta actividad del estado de reposo del cerebro da lugar a la capacidad humana de: La autorreflexión Contribuye al sentido de la propia identidad Da lugar al campo del ser Las células glía también se encargan de activar a las neuronas o sustancia gris. La red del estado de reposo está gravemente dañada en el TD. La excitación Nuestro sentido de la identidad, es decir lo que pensamos que somos, empieza con la activación de las neuronas. Para que se registre una onda cerebral, tienen que activarse 10.000 neuronas juntas que dan lugar a redes neuronales. La excitación es la velocidad y el ritmo a los que se activan las neuronas. En nuestro caso esta excitación hace referencia al nivel de activación del S.N.C. (sistema nervioso central) en su conjunto. En el Trauma del desarollo el niño vive todo el tiempo en el miedo. Esto provoca que las redes neuronales funcionen a toda marcha, activándose con mucha frecuencia, muy rápido y con mucha potencia. Aquí tenemos un cerebro con un alto grado de excitación. La alta excitación provoca una sobreactivación de la amígdala y de otras estructuras involucradas en el miedo y la hipoactivación de las estructuras que ayudan a inhibir el miedo. El cerebro hiperactivado y privado de recursos para calmarse, se vuelve muy reactivo, reaccionando exageradamente a los estímulos, sin distinguir si son peligrosos o no y entonces nos enfadamos, sentimos ira, miedo, vergüenza …. Cuando la excitación se convierte en emoción, pasa a ser una cualidad de la mente, la sentimos. La excitación se convierte en afecto . La emoción El miedo, la ira, la vergüenza y todas las emociones y estados que se derivan de ellos, tienen frecuencias cerebrales que las respaldan. Los altos niveles de activación neuronal se traducen en estados emocionales desregulados. Estas personas con estos sistemas nerviosos, serán volátiles, poco razonables, estarán agitadas, enfadadas, repletas de vergüenza y asustadas. No tienen recursos en sus cerebros para calmarse . Te pongo a continuación el extracto del libro Waking the Tiger de Peter Levine cuando cita a uno de sus pacientes traumatizados y que te puede dar una idea de cómo se siente y lo que se dice sobre ello. "No conozco una sola cosa a la que no tenga miedo … Me asusta la ira … la mía propia y la de cualquier otra persona, aún cuando la ira no está presente. Me aterroriza el rechazo y/o el abandono. Temo al éxito y al fracaso. Todos los días experimento miedo en mi pecho y una sensación de hormigueo y de entumecimiento en mis brazos y en mis piernas … Tengo dolores de cabeza. Estoy nervioso todo el rato. Tengo dificultades para respirar, el corazón acelerado, estoy desorientado y siento pánico. Siempre tengo frío y la boca seca. Tengo problemas para tragar. A diario me siento abrumado, confundido, perdido, indefenso y desesperado. Tengo estallidos incontrolables de rabia y de depresión". Esta es la narrativa de los sentimientos y emociones en el trauma, que cuando persisten en el tiempo se convierten en un estado permanente, dando lugar a la narrativa del estado. El estado Una de las características de las emociones es que son volátiles, reacciones a los diferentes estímulos que percibimos y forman parte de nuestra experiencia vital. Las emociones son energía en movimiento, aparecen, se experimentan y se disuelven hasta la próxima vez que las necesitamos. Las personas con Trauma del Desarrollo están asustadas la mayor parte del tiempo y también suelen sentirse avergonzadas y enfadadas. Estas emociones que están impulsadas por la hiperactivación de la amígdala, al mantenerse en el tiempo pierden su esencia y se convierten en algo fijo y estable, se convierten en “estado”. La persona ya no se siente enfadada o con miedo, sino que se define como una persona enfadada o una persona miedosa. Necesitamos dar significado a nuestros estados, pero calmar esta necesidad, también hace que reforcemos el estado, nos lo acabamos creyendo y quedamos atrapados en él. Por ejemplo, me enfado cuando no me dan el ascenso en el trabajo, me lo merecía porque me he esforzado mucho, mis padres nunca me dieron ninguna oportunidad para estudiar, no creyeron en mí. Este razonamiento me mantiene en un patrón de victimismo, “tengo derecho a estar enfada porque nunca me dan lo que necesito y merezco”. La explicación de lo que nos pasa, es decir adjudicarle un significado al “estado”, es la mejor opción para una parte racional de nosotros, el hemisferio izquierdo, que necesita justificar el estado de terror que surge de la sobreexcitación del hemisferio derecho. Sin embargo, esta explicación aflora del niño que vivió el trauma, no del adulto. Este niño no ha crecido y sigue anclado en un estado de indefensión e impotencia que fue real en el pasado. Esta impotencia está directamente relacionada con la “respuesta de paralización”, una respuesta universal y biológica de supervivencia, que se produce ante una situación traumática. La impotencia tiñe el estado y llega a convertirse en rasgo en las personas con Trauma del Desarrollo. Otra característica de la narrativa del trauma es que no tiene principio ni fin, todo el tiempo está ocurriendo. Las personas con TD se creen su relato porque siempre se sienten así y quedan atrapadas en un espacio sin tiempo. Los rasgos Los estados que se practican durante mucho tiempo sin que haya interrupciones, es decir sin épocas de calma y sostén, se convierten en rasgos . A medida que se vive y se actúa un estado de manera continua, se van creando redes de neuronas que forman circuitos neuronales y cada vez que son activados se hacen más fuertes. Siempre que se activan estos circuitos, siento, pienso y actúo de la misma manera. Y siento, pienso y actúo así, porque se activan los circuitos. Volvemos al círculo sin fin. La narrativa del estado comienza con “Siento …..” La narrativa del rasgo empieza con “Soy …..” La personalidad En personas con TD la personalidad es inseparable de los estados afectivos generalizados de vergüenza, ira y terror. Aunque a veces no queda muy clara la diferencia entre personalidad e identidad, lo que si es cierto, es que l a forma en que nos experimentamos y nos conocemos a nosotros mismos, se basa en patrones de activación profundos en el cerebro. Cuando cambiamos estos patrones, todo lo que sabemos de nosotros mismos se mueve y se abren nuevas posibilidades. Este proceso podría quedar reflejado así: 1.- Si cambiamos la excitación del cerebro 2.- Cambia la emoción 3.- Cambia cómo me siento 4.- Cambia lo que me digo sobre mí y el mundo 5.- Cambian los rasgos que me hacen creer que soy quien soy 6.- Se abre un mundo de posibilidades y tengo la posibilidad de convertirme en quién quiera ser. La psicoterapia trabaja sobre la mente, abordando la historia que hemos construido sobre nosotros y sobre las consecuencias de esa historia. Como hemos visto no puede acceder a las memorias traumáticas que provocan la excitación del cerebro. Para poder reestructurar la identidad del trauma, necesitamos además de la psicoterapia, otro tipo de herramientas que puedan acceder a esa información grabada en el cerebro y desactivarla, técnicas como el Tapping, las técnicas de procesamiento cerebral y el neurofeedback. Con la psicoterapia gestalt como base de acompañamiento de todo el proceso terapéutico, junto con las técnicas mencionadas anteriormente (EFT-tapping y las TIC) que nos ayudan a acceder a la experiencia traumática y procesarla; con el tratamiento de Neurofeedback que nos ayuda a regular el cerebro y reestructurar nuestro patrón cerebral, completamos el abordaje del tratamiento del trauma. Gracias a todas estas herramientas combinadas adecuadamente podemos liberarnos del pasado, reescribir nuestra historia y abrirnos a un presente lleno de posibilidades y esperanza. (Fuente, “Neurofeedback en el tratamiento del trauma del desarrollo” de S.F. Fischer)
Por Mercedes Bolivar Romero 10 de enero de 2020
Los transtornos disociativos o disociación son un mecanismo de defensa delante de un hecho traumatico. Síntomas: amnesia, desorientación en el tiempo, incapacidad para gestionar el estrés,...
Por Mercedes Bolivar Romero 27 de diciembre de 2019
27/12/2019 Quizás esta afirmación te parezca exagerada, a mi me impactó cuando la vi como título de un libro. Cuando lo leí, me impacto todavía más y me ayudó a seguir comprendiendo. Lo cierto es que la gran mayoría de nosotros vivimos con algún trauma y en mayor o menor medida éste nos limita en nuestro derecho a vivir y llevar una vida plena y satisfactoria. Trauma, shock, déjame que te explique la diferencia. El shock es la alteración repentina del organismo por causas que pueden ser orgánicas, o bien estar motivadas por causas estrictamente emocionales que suponen amenaza real o potencial de muerte o grave daño u otras amenazas a la integridad física personal. La respuesta de la persona al suceso es de horror y miedo intenso, sensación de impotencia, de no poder ejercer ningún control y generalmente vivido en soledad, sin posibilidad de comunicarlo. Se entiende por trauma, los efectos debilitantes que sufren algunas personas después de vivir experiencias que han percibido como abrumadoras (shock). El trauma se produce cuando la persona no puede encontrar la manera de volver de nuevo al equilibrio, después de sufrir una situación que le sobrepasa. Cuando pensamos en personas traumatizadas normalmente creemos que han vivido situaciones demoledoras como catástrofes naturales, accidentes graves, abuso y maltrato (físico, emocional o sexual), muerte de seres queridos, guerras, ……. y es así en muchos casos, pero en otros muchos las situaciones vividas por estas personas no han sido tan extremas aparentemente. Te nombro algunos casos: Accidentes automovilísticos menores, especialmente los que producen “latigazo cervical” Procedimientos médicos y dentales invasivos Inmovilización prolongada (yesos, entablillamientos, etc.) Caídas y otras lesiones de las llamadas menores, especialmente cuando están involucrados niños o personas mayores (por ejemplo un niño que se cae de una bicicleta) Quedarse solo, en especial en niños y bebés Ortodoncias y otras prótesis Tensión durante el nacimiento, tanto para la madre como para el niño. Etc. Pensemos también en el niño que es humillado (de forma repetida y/o en público) de la manera más inocente por adultos de su confianza: mandándole al final de la clase porque no sabe responder a una pregunta, o escuchando todo el tiempo “tu hermano sí que sabe ….”, O en el joven que pasa la varicela y se le queda la cara marcada …. y escucha continuamente los comentarios y motes de sus compañeros. En el adulto que es sometido a algún tipo de “mobbing”. Supongo que a estas alturas, se te han ocurrido diferentes vivencias que han podido marcarte a ti o a personas conocidas. Ciertamente hay situaciones tan aterradoras que por sí solas dejan huella, pero hay un sinfín de “pequeñas” situaciones amenazadoras que sostenidas en el tiempo pueden resultar así mismo traumatizantes. También voy a nombrarte algunos de los síntomas que van apareciendo con el tiempo, cuando nos quedamos atrapados en las garras del trauma: Hipervigilancia (estar en “guardia” en todo momento) Pensamientos o imágenes obsesivas Vergüenza, timidez y falta de autoestima Respuestas exageradamente emocionales y sobresaltadas Ataques de pánico, ansiedad o fobias Atracción hacia situaciones peligrosas “Quedarse en blanco” o experimentar sentimientos de desconexión Conducta de evitación (evitar lugares, actividades, personas, recuerdos) Conductas adictivas (comer demasiado, fumar, beber, etc.) Actividad sexual exagerada o disminuida Incapacidad de asumir compromisos Enfermedades psicosomáticas, particularmente dolores de cabeza, migrañas, problemas de espalda y de cuello Depresión y sentimientos de desgracia inminente Dificultades para dormir Y un largo y variado etc. Espero que no te desanimes, como dicen por ahí “el conocimiento da poder”. Bien, continúo un poco más. El bienestar es algo físico y el trauma también. Cuando nos sentimos bien, lo sentimos en el cuerpo, estamos relajados, abiertos, receptivos, en paz. Ante una amenaza, el cuerpo como medida de supervivencia y para poder responder a ella, se prepara físicamente: la atención se focaliza en el peligro para poder afrontarlo, parece que solo podamos ver “eso peligroso”. El cerebro primitivo envía señales intensas a las vísceras causando que algunas de ellas respondan exageradamente (ruidos, nudos en la barriga, diarrea) y otras se encojan y cierren como los bronquiolos en los pulmones, o los latidos del corazón dándonos una sensación de opresión y asfixia. Todo ello genera temor y ansiedad. Dado que estas sensaciones son tan terribles, ellas mismas pueden convertirse en la fuente de amenaza, creemos que si las sentimos, se quedarán ahí para siempre y llegamos a tenerle miedo al miedo. Creemos que evitándolas todo irá mejor y nos acostumbramos a evitar situaciones, lugares, personas …. : doy un rodeo antes de pasar por el cajero donde casi me atracan, no me atrevo a expresar mi opinión en una reunión por miedo a que vuelvan a “machacarme”, etc. Por desgracia, aquellos sentimientos que no afrontamos siguen ahí e incluso se hacen más grandes y nos invaden “por sorpresa” provocando que nos defendamos cada vez más de ellos, aumentando nuestros mecanismos de evitación y control. Este es el círculo vicioso creado por el trauma. Parte importante para superar el trauma es separar el miedo, de las respuestas que han quedado atrapadas en nuestro cuerpo. Poder afrontar esas sensaciones, sentirlas, traspasarlas y constatar que seguimos vivos y cada vez más fuertes. Afortunadamente tenemos un organismo maravilloso con una capacidad asombrosa de regularse y sanarse a sí mismo, sólo tenemos que proporcionarle la ayuda adecuada y confiar en él. Disponemos también de diversas terapias como EFT-Tapping, las técnicas de procesamiento cerebral y el Neurofeedback que nos ofrecen una ayuda inestimable. Todas ellas se caracterizan por ser “amables”, minimizando el sufrimiento que provoca el malestar físico y la respuesta emocional. No son invasivas y ayudan a restituir en el organismo su capacidad de respuesta sanadora. Esperando lo peor, miras, y en cambio aquí está el rostro alegre que querías ver. Tu mano se abre y se cierra y se abre y se cierra. Si fuese siempre un puño o si estuviera siempre abierta, estarías paralizado. Tu presencia más profunda está en muy pequeñas contracciones y expansiones. Las dos en un equilibrio hermoso y coordinado como las alas de un pájaro. Rumi (1207 – 1273) El trauma no es para siempre, solo necesitamos ocuparnos de él, y el cuerpo siempre responde. Mercedes Bolívar
Por Mercedes Bolivar Romero 27 de diciembre de 2019
29/11/2019 Las técnicas de integración cerebral – TIC -, es de esas maravillas que te encuentras a veces, yo he tenido la suerte de tropezarme con varias. Cuando tratamos con el trauma y su amplio abanico de síntomas, no es suficiente abordarlo con la terapia psicológica que incide en la mente, necesitamos acceder al cerebro. Las TIC con gafas interhemisféricas son unas técnicas que favorecen la fase de reprocesamiento que efectúa constantemente el cerebro, y que consiste básicamente en intercambiar información de un hemisferio a otro. En el trauma, esta comunicación se desactivó para la situación traumática, impidiendo que dicha experiencia pudiera ser procesada y convertida en aprendizaje. Con el uso alternado de las gafas interhemisféricas podemos volver a restablecer la comunicación entre hemisferios y de esta manera acceder a todos los recursos que disponemos. Gracias a las TIC podemos tratar todo tipo de síntomas que muchas veces son la manifestación de un trauma. Hipervigilancia (estar en “guardia” en todo momento), pensamientos o imágenes obsesivas, vergüenza, timidez y falta de autoestima. Respuestas exageradamente emocionales y sobresaltadas. Ataques de pánico, ansiedad o fobias. Quedarse en blanco” o experimentar sentimientos de desconexión. Conducta de evitación (evitar lugares, actividades, personas, recuerdos). Conductas adictivas (comer demasiado, fumar, beber, etc.). Depresión y sentimientos de desgracia inminente. Dificultades para dormir y un largo y variado etc. Son técnicas sencillas, no invasivas y sin efectos secundarios que pueden ser utilizadas por cualquier persona que lo necesite.
Por Mercedes Bolivar Romero 30 de octubre de 2019
Entrevista de Mercedes Bolivar en Radio de Cubelles.
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